LO PERFECTO ES IMPERFECTO

 LO PERFECTO ES IMPERFECTO

CARLOS FRANCISCO RESTREPO PALACIO

ALBERTO JOSÉ MERLANO ALCOCER

Enero 2023



Renuncio a buscar la perfección, si ésta implica ser inmutable, si la perfección me lleva a pensar que ya no es necesario evolucionar, aprender, cambiar o incluso ceder o renunciar.

Renuncio a buscar la perfección, si ésta conlleva a concluir que ya no hay nada más por descubrir, nada más por entender, nada más por crear, nada más en que creer.

Renuncio a buscar la perfección, si ésta contempla certeza y saciedad, incluso si conlleva a que no habrá más errores, ni derrotas, ni dudas, ni temores.

Renuncio a buscar la perfección si ésta me lleva a pensar que ya no necesito de nada ni nadie, si evita que la vida me sorprenda, si evita que siga aprendiendo.

Renuncio a buscar la perfección si ésta me lleva a ser inflexible, si por cuenta de la perfección fijo un referente único, si pierdo de vista la riqueza que hay en la diferencia y si no veo o reconozco la importancia de cada ser y el valor de cada esfuerzo.

Prefiero la imperfección. No solo la mía, sino la de cada persona y la de todo lo que me rodea. Aunque ello implique temor e incertidumbre, aunque implique desacuerdos y molestias.

Prefiero la imperfección porque habrá preguntas sin resolver, porque enfrentaré retos desconocidos, porque habrá descubrimientos y sorpresas. Prefiero la imperfección porque cada pequeño logro traerá satisfacciones y cada derrota traerá aprendizajes.

Prefiero la imperfección porque me conecta con otros, porque me da la oportunidad de crecer y superarme a mí mismo, porque me impulsa a caminar y avanzar.

Quizá es como se sugiere en la canción All of me de John Legend, "nuestras imperfecciones podrían ser perfectas".

 

CARLOS F. RESTREPO P.


En total acuerdo contigo, viejo amigo. 

Si lo perfecto es por definición inmodificable, implica no cambio. Esto, en el mundo en el que vivimos, sólo es aplicable a los minerales. Vegetales y animales, incluido nosotros los humanos, cambiamos, evolucionamos. Vida implica cambio. Entre más elevado sea el nivel de conciencia de lo vivo, mayores posibilidades de cambio. 

La ciencia evidencia la verdad de la afirmación de Heráclito: lo único constante es el cambio y esto aplica hasta lo que consideramos inerte, lo mineral. Nada permanece estable, todo se modifica. El tiempo es, en últimas, el gran escultor del cambio. 

Las visiones religiosas conciben a DIOS como el non plus ultra”,[1] de la perfección, el ser en el que culmina todo el proceso evolutivo de sus manifestaciones, en el que no cabe nada distinto a ser el que se es para toda la eternidad; no obstante, en la teología cristiana subsiste el interrogante, aún no resuelto, de por qué un DIOS que es completo en sí mismo, creo el universo y todo lo que él contiene, pues la creación implica que algo le faltaba a DIOS, que el perfecto no era perfecto, conclusión que atenta contra la premisa de que lo perfecto no admite cambio porque de hacerlo no sería perfecto. 

En las concepciones panteístas propias del hinduismo y del budismo, DIOS y el universo son uno, generando la paradoja de un DIOS consciente de sí mismo y de sus manifestaciones, que es simultáneamente TODO y PARTE. DIOS, en esta visión se conoce a sí mismo, inmutable en su esencia, como energía que ni se crea ni se destruye sino que se transforma, convirtiéndose en lo conocemos como universo y al hacerlo se mantiene perfecto en su esencia, ser todo lo que es, e imperfecto en sus manifestaciones sujetas al cambio permanente.

El porqué de esta transformación de esa energía conciente que llamamos DIOS en el universo fenoménico, es, según los estudiosos de esta doctrina espiritual, consecuencia de algo inmanente a su naturaleza: ser todo lo que es posible ser, siendo el para qué de esta característica, el “deseo” de DIOS de manifestar creativamente todas las posibilidades de su SER. 

Si como lo sugieres en tu reflexión, apreciado Carlos Francisco, la perfección fuese la meta del proceso evolutivo, llegar a un estado de no cambio, fusionarnos con un DIOS presumiblemente perfecto, hacernos uno con ÉL sin posibilidad alguna de cambio, el resultado sería un DIOS estático un ser “perfecto”, a quien nada le falta ni le sobra, al que no le es posible cambiar o modificar algo de sí para ser más de lo que es, convirtiéndose en un ser ensimismado, especie de narciso absorto en sí mismo del que nada emana porque nada le hace falta. 

Esta concepción de DIOS, característica de las religiones judeo cristiana e islámica, llevó al místico Alan Watt a afirmar, creo yo con razón, que ser DIOS debería ser muy aburrido, opinión compartida por el astrofísico Stephen Hawking cuando dijo que debe ser aburrido ser Dios y no tener nada que descubrir.  

En ese sentido parece bastante razonable que DIOS se escapara del aburrimiento de la perfección, creando un universo caótico -que no significa que no tenga un orden- imperfecto a los ojos humanos, transformándose en todo lo que es, olvidándose en sus manifestaciones de quien era. Inventó entonces este fantástico juego en el que aquello en lo que se había convertido, evolucionase, desde la materia inerte, a la vida, la conciencia, la autoconsciencias y la supraconsciencia hasta llegar a ser el que era antes de hacerse uno con el universo y continuar eternamente reinventándose a sí mismo y al hacerlo, cumplir con su “necesidad” primordial de ser todo lo que es posible ser. Esta es, tal vez la explicación de la respuesta que DIOS, según la Biblia, DIOS suministró a Moisés cuando este le pregunto quién era. Yo soy el que soy dicen que fue su respuesta.[2] 

Aunque parezca un oxímoron[3], el análisis del significado de la perfección desde el pensamiento lógico y desde las perspectivas de la espiritualidad más avanzada, la oriental, está más relacionado con el cambio que con su contrario estabilidad, lo que nos conduce a la conclusión de que lo perfecto tiene que ser imperfecto para poder ser perfecto, regla a la que, al parecer, ni DIOS escapa. 

 

ALBERTO J. MERLANO A.

COMENTARIOS FINAL DE CARLOS F. RESTREPO P.


¿Por qué prefiero lo imperfecto?

Creo que el problema de la perfección no radica en su búsqueda, sino en querer definirla (lo cual no es contradictorio con el texto que se presenta al inicio de este artículo, donde hablo sobre renunciar a la búsqueda de la perfección).

Buscar la perfección está bien, desde la perspectiva de querer ser mejor, querer tener una vida mejor o querer encontrar la receta para lograr que todos seamos más felices. En mi opinión el problema no radica en tales intenciones, ni en la búsqueda que conllevan, sino tal vez en el efecto que se produce al definir la perfección. Porque, creo, desde las posibilidades humanas, la perfección está atada a la percepción, y percepción conlleva interpretación. Es decir, algo será perfecto o imperfecto según la perspectiva de quien lo aprecia.

El problema radica en que cuando definimos la perfección la transformamos en algo inmutable, como bien lo dices en tu texto, y, al parecer, nuestra mente se cierra en torno de ese referente único, siendo incapaz de aceptar cualquier otra visión (al menos se levanta un muro tan enorme que dificulta el transcender nuestro punto de vista). De allí, a tratar de imponer nuestra visión a los demás, hay solo un paso, y rápidamente se llega al camino de la tiranía y la injusticia. 

Es por eso por lo que creo, firmemente, que la búsqueda de la perfección debería tener como punto de partida la aceptación de que otros pueden tener una visión distinta de lo que ello significa, que eso está bien y que mi visión de lo que perfección es no vale el dolor o la tristeza de otros.

¿Qué por qué prefiero la imperfección?

Porque encuentro perfección en lo imperfecto. Porque una persona imperfecta ha sido perfecta para mí y yo, siendo imperfecto, espero haber sido perfecto para ella.  

Porque he tenido una vida llena de luchas, dificultades, dudas, pérdidas y derrotas, así como de alegrías, aciertos, aprendizajes y logros, y, viéndola en perspectiva, no cambiaría nada.

¿Entonces? ¿Qué es algo perfecto?, ¿aquello que no deseas cambiar o aquello que te ayuda a cambiar?



[1] Expresión latina que significa literalmente “no más allá.

 

[2] Éxodo3,14.

 

[3] Un oxímoron es una combinación en una misma frase de dos palabras o expresiones de significado opuesto que originan un nuevo sentido. Por ejemplo: Espera lo inesperado, querido enemigo, ataque defensivo, orden asqueroso, fuego amigo, estudiada indiferencia, muerto viviente, agridulce, pequeño gran hombre, silencio atronador, realidad virtual, lavado en seco, secreto a voces, etc.

 

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